lunes, 16 de mayo de 2011

Los huevos: una maravilla de la naturaleza

Definitivamente los huevos son un regalo maravilloso de esa naturaleza que Dios ha creado. 
En general no requieren mucha refrigeración por disponer de una asombrosa cobertura que, aunque frágil, los mantiene aislados del medio exterior evitando que se descompongan rápidamente como pasa con otros alimentos.

Un huevo grande tiene 6 gramos de proteínas, 5g de grasas, menos de 1g de carbohidratos y cero fibra. La proteína presente en la clara es completa y de alto valor biológico pues contiene en la proporción adecuada todos los aminoácidos esenciales para que nuestro cuerpo pueda construir las proteínas que necesita para sus distintas funciones. Pudiéramos comparar estos aminoácidos a los bloques que se usan en la construcción.

Un aminoácido se considera esencial cuando no puede ser elaborado dentro de nuestro cuerpo y se tiene que obtener a través de los alimentos que se consumen. Hay 9 aminoácidos esenciales.
Si nuestro organismo puede elaborarlos (se llama “sintetizar”), no dependen de la alimentación y se les considera “no esenciales”, no porque no sean importantes, sino porque se pueden conseguir a partir de la glucosa, o de otro aminoácido, a través de procesos bioquímicos. Muchos de los aminoácidos no esenciales también están presentes en los alimentos.

La yema también tiene proteínas de alto valor biológico, incluyendo todos los aminoácidos esenciales, y contiene toda la grasa del huevo, de ahí su injustificada “mala”  fama: 50% de esa grasa es mono insaturada e igual a la del aceite de oliva (el ácido oleico), 15% es poli insaturada, y sólo el 30% es grasa saturada. 
Si bien el grueso de esa grasa pudiera subir el colesterol LDL (si recuerdan este es el que se considera “malo”), un poco más del 20% del total de la grasa saturada se va a sumar al ácido oleico haciendo que la yema tenga el doble de capacidad de subir el colesterol HDL (“bueno”) que de aumentar el colesterol LDL. Y en cuanto al colesterol que contiene (218mg), ni el propio Ancel Keys, el renombrado investigador de las grasas de mediados del Siglo XX pudo demostrar que era capaz de subir el colesterol en la sangre (en estudios donde se les daba a los voluntarios ¡HASTA 10 HUEVOS POR DÍA!).

Por si fuera poco, la yema es rica en vitaminas (como la A, la D y folatos), minerales, y colina, un nutriente esencial que pertenece a las vitaminas del complejo B, sumamente importante en el metabolismo de las grasas, en la construcción de las membranas celulares, y que además es el precursor de una molécula mensajera (o neurotrasmisor)  llamada ACETIL COLINA, indispensable en cientos de funciones del organismo, entre ellas la memoria y la contracción muscular.

Se estima que por la información inadecuada, millones de personas no consumen hoy la yema del huevo (y tampoco la grasa de la carne o de otras proteínas), por lo que tienen una marcada deficiencia de colina.


Cocidos, revueltos, en tortilla, sofritos, a la plancha, escalfados (método de cocción que deja líquida la yema y semidura la clara), e incluso fritos, son una sabrosa manera de consumirlos.

Y no, no me paga la industria de los huevos. Pero no puedo dejar de destacarlos como una maravilla de la naturaleza y como un alimento definitivamente perfecto.



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