domingo, 10 de febrero de 2013

Malas Promesas

Me encanta encontrar buenos productos alimentarios cuando voy al supermercado, pero no abundan (excepto, claro está, los que son sin procesar, como verduras, frutas, pescado, etc). 

A veces, mis pacientes  me llaman emocionados porque han hecho un descubrimiento en una tienda o en el mercado al que van con mayor frecuencia, y yo les pido que me envíen una foto del producto para revisarlo. Demasiadas veces estas fotos no sobreviven a malas promesas publicitarias.

Me sorprende la capacidad de engaño que tienen la gran mayoría de las compañías que procesan alimentos porque alardean de los beneficios de algún componente en particular, y cuando vamos a los ingredientes o a la parte posterior del envase, encontramos  una realidad diferente a la anunciada en el frontal de su producto.
Claro, cuentan con la poca información que tienen los usuarios, de manera tal que cualquier declaración que hagan en ese frontal de su producto rara vez es puesto en duda.

Fooducate, un estupendo blog sobre alimentos, tiene excelente información para sus usuarios en los Estados Unidos que puede ser instalada en cualquier teléfono “inteligente”, ya sea en plataforma Android o Apple, pero fuera de ese país no contamos con herramientas que nos ayuden. Y en el mundo de habla hispana, menos. Sin embargo, educa y te da herramientas para aprender.

Hace unas semanas estaba en una larga hilera del supermercado esperando pagar por lo que estaba comprando, y me llamó la atención (una vez más) cómo puede encarecer un alimento el agregar un ingrediente que suele ser tremendamente económico.


Tomemos el Special K de Kellog’s, por ejemplo. Primero que todo, no está hecho de maíz. Está elaborado a base de trigo integral. El segundo ingrediente de su lista de componentes es el afrecho de trigo, y el tercero…AZUCAR.

Cuando vamos al Corn Flakes, que es el producto original, vemos que está hecho a base de maíz descascarillado y desgerminado, el segundo ingrediente es azúcar, y por supuesto, no tiene fibra adicionada. Ambos productos contienen una segunda fuente de azúcar: malta.


Comparemos, entonces, su composición.
El maíz del Corn Flakes es sólo almidón procesado (el mismo que se usa para almidonar cuando…¡¡¡ PLANCHAS LA ROPA!!!). Vaya, lo único es que aquí no estamos planchando.

El Special K está hecho a base de trigo completo, punto a favor.

Fibra: el Corn Flakes prácticamente no tiene (recuerda que está descascarillado y desgerminado). El Special K: 4 gramos (soluble e insoluble). Pero es fibra ADICIONADA como afrecho.

Azúcar (y malta): el Corn Flakes tiene 2 gramos, punto a favor. El Special K tiene 5 gramos. Eso es algo que no entiendo, ¿sabe tan mal en su forma original que tienen que agregarle más del doble de los azúcares en comparación al Corn Flakes?

El contenido total de carbohidratos es muy similar (básicamente almidones en ambos casos).
Adicionalmente, en el Special K, el cereal es trigo, un cereal que afecta a niños y adultos con intolerancia al gluten.

Sin embargo, lo que me molesta realmente es que cobren más del DOBLE por agregarle la fuente de fibra más barata que existe en el mercado (afrecho), y obviamente, más azúcares para hacerlo apetitoso.

No es que el Corn Flakes tenga mucho mejor composición, pero tiene el mismo añadido de vitaminas y minerales, menos azúcar, y, comparativamente, es mucho más económico, porque si se trata de agregar fibra, con sólo adicionar 1 cucharadita de fibra tendremos la misma cantidad que hay en el Special K pero apenas habremos gastado unos centavos de dólar más.

Te invito a revisar la composición (y el precio) de ambos en tu país: existen diferencias regionales.

lunes, 21 de enero de 2013

23 horas y 1/2, parte dos


El trabajo científico del Dr. Steven Blair que mencioné la semana pasada puso en evidencia que Obesidad y Ausencia de Ejercicio son una combinación que produce malos resultados de salud, mientras que las personas obesas que tienen actividad física frecuente logran contrarrestar muchas de las consecuencias negativas que la obesidad tiene sobre la salud.

El Dr. Mike comenta que la literatura científica es muy clara con respecto  a la diferencia que hay entre no hacer nada de actividad a pasar a hacer algo:

  • Según el Nurse’s Heatlh Study, las mujeres que van de una vida sedentaria a hacer 1 hora de actividad física a la semana, reducen su riesgo de enfermedad CV a la mitad, incluso si esa media hora se divide en 3 tramos de 10 minutos; además, si el ejercicio es de más intensidad, podemos reducir la duración y tener los mismos efectos.
  • Hay gente que hace ejercicio si se compromete con algún amigo, para jugar algún deporte o para caminar un par de mañanas o un par de tardes.
  • Tener perro también puede ser un excelente entrenador: sacarlo de paseo puede significar al menos 150 minutos de caminata a la semana.
  • Bajarse del autobús (o del metro) una parada antes o después, o subir las escaleras, también cuenta.

En 1990 se hizo en Japón un interesante estudio. La compañía de gas de Osaka analizó el efecto sobre la presión arterial que tenía el tiempo acumulado usado por los empleados para caminar diariamente desde su casa hasta la empresa. 
Los resultados?
  • Con menos de 10 minutos, no había efecto alguno.
  • Entre 11 y 20 minutos, el riesgo de desarrollar hipertensión se reducía en un 12%, y si se caminaba más de 21 minutos, el riesgo bajaba en un 29%. 
  • Los investigadores calcularon que por cada 10 minutos de caminar, el riesgo de desarrollar hipertensión se reduce en un 12%.


Un grupo médico en Leipzig, Alemania, hizo un estudio en 101 personas con dolor torácico por enfermedad coronaria (angina cardiaca), comparando un grupo que hacía ejercicio supervisado de 20’ diarios de bicicleta y 1 hora semanal de aeróbicos, con un grupo al que se les había practicado angioplastia (procedimiento que dilata la arteria y coloca un dispositivo en su interior –stent- para que haya buen flujo de sangre). Los resultados revelaron que el grupo de ejercicios mejoró los síntomas en un 88%, mientras que el grupo con angioplastia mejoró sólo en un 70%. Este es un dato interesante por las implicaciones: el ejercicio no sólo es más económico para el bolsillo, sino también es de menor riesgo, ya que los pacientes no tuvieron que someterse a un procedimiento invasivo de alta tecnología.

Hipócrates decía hace más de 2000 años: “caminar es la mejor medicina para el hombre.”

Hoy, poco se pone en duda de que la vida sedentaria tiene implicaciones sobre la salud global y, especialmente, en la salud cardiovascular y en el riesgo de desarrollar diabetes. Pero yendo más allá del no hacer ejercicio, el simple hecho de ver televisión, o cualquier otro tipo de pantalla, también ofrece riesgos.

Lennert Veerman, de la Universidad de Queensland, en Australia, inició en 1999-2000 un estudio a escala nacional para cuantificar el impacto de la cantidad de tiempo diario frente a la televisión. Los resultados revelaron que 6 o más horas podrían reducir la expectativa de vida en 5 años.

El Dr. Mike hace referencia a que estos valores convierten a la televisión (y otras pantallas, como las Tablet, Ipad, celulares inteligentes, y por supuesto, las computadoras) en una forma de Enfermedad Crónica.

Finalmente, el Dr. Mike nos invita a hacer la siguiente reflexión:

Todas nuestras actividades diarias, como ir al trabajo, cuidar el hogar y los niños, ratos de ocio y diversión, y dormir, nos toman 24 horas.


¿Podremos bajar ese tiempo a 23 horas y ½, y dedicar esos 30 minutos de diferencia a algún tipo de actividad física?

lunes, 14 de enero de 2013

23 horas y 1/2


Este fue uno de los videos más interesantes que vi en el 2012 y su nombre resultó ser un poco críptico y no menos extraño: 23 horas y media (lo más simple e importante qué podemos hacer por nuestra salud). Aunque no cuenta con la millonada de visitas de algunos videos musicales, indudablemente tener más de 3 millones de visitas en apenas 1 año de publicado no deja de ser un fenómeno en Youtube.


El Dr. Mike Evans, su autor, es un médico que pertenece al staff del Hospital St. Michael, y Profesor Asociado del Departamento de Medicina Familiar y Salud Pública de la Universidad de Toronto, Canadá.

¿Su idea inicial? Proveer una página de internet dónde sus pacientes pudieran encontrar información y consejos acerca de lesiones y enfermedades. Interesado en el impacto que las redes sociales estaban teniendo en la vida de muchísimas personas, abrió cuentas en Facebook y en Twitter, pero al principio tenía pocos seguidores. 


Eso cambió radicalmente al publicar en Youtube  un video con ideas simples sobre cómo mejorar la salud. El video consistía en dibujos que ilustraban en tiempo real cómo un tratamiento podía cambiar dramáticamente la salud, y es tan entretenido que se convirtió en una sensación en Youtube.

Algunos detalles:
  • Personas con artritis de la rodilla sujetas a este “tratamiento” 3 veces a la semana durante 1 hora, disminuyen el dolor y el nivel de discapacidad en 47%
  • Ancianos que disminuyeron su progresión hacia Alzheimer en casi un 50%
  • 2 estudios demostraron que personas con alto riesgo de desarrollar diabetes reducían este riesgo en 58%
  • Mujeres en postmenopausia redujeron en 41% el riesgo de fractura de fémur con 4 horas semanales de tratamiento
  • Según un metanálisis (un tipo de revisión de diferentes estudios científicos), la ansiedad se reduce en 48%
  • La depresión disminuye en un 30% con el tratamiento mínimo y aumentando la dosis puede bajar en 47%
  • Un estudio que ha monitorizado 10.000 estudiantes de Harvard concluyó que quienes recibieron el tratamiento bajaron su riesgo de muerte en 23% 
  • Es el tratamiento estrella para la Fatiga Crónica


Y en definitiva, ¡¡¡TODO ESTO IMPACTA PARA TENER UNA MEJOR CALIDAD DE VIDA!!!

¿El tratamiento? ¡EJERCICIO! 
Y antes de que arrugues la nariz, no se trata de hacer triatlón o costosos entrenamientos o inscripciones en gimnasios. Basta con caminar (o bailar, o moverte cómo más te guste, o, cómo dice un buen amigo mío, “lo que más rabia te dé”).

Podemos aquí hacer una reflexión: ¿de las 24 horas que tiene el día, cuántas horas pasamos frente a la televisión, la computadora (en casa o en el trabajo o ambas),  o durmiendo?

Las evidencias científicas señalan que lo mejor que podemos hacer por la salud es dedicar al menos ½ hora a realizar cualquier tipo de actividad física para experimentar los beneficios arriba mencionados.

El Dr. Steven Blair, en un excelente trabajo llamado Aerobic Center Longitudinal Study, encontró una relación positiva del ejercicio para disminuir los efectos dañinos de la obesidad, aún cuando este ejercicio no implique perder peso como tal.

En mi próximo artículo ampliaré un poco más los detalles, pero mientras tanto, y como bien lo indican algunos de estos estudios, para tener algunos de estos beneficios, especialmente la disminución del riesgo de mortalidad, los adultos debemos tener al menos 150 minutos semanales de actividad física, mientras que los niños se beneficiarán con un mínimo de 300 minutos.

Una última reflexión: han pasado varios meses desde mi última entrada en este blog. Pasaron muchas cosas a nivel familiar y en amigos que no vienen al caso pero que hicieron que este blog estuviera "dormido" desde Octubre del 2012.
Amigos lectores: no basta una disculpa. De todas maneras, se las envío a cada uno de ustedes, y les deseo un 2013 lleno de promesas (a reclamar y convertir en realidad).
Dios los bendiga!!!!!

Referencias
  1. Blair S, Héroux M, Janssen I, Lam M, Lee D, Hebert J, Sui X. Dietary Patterns and the risks of mortality: impact of cardiorespiratory fitness. International J of Epidemiology 2010;39:197-209   








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