lunes, 14 de enero de 2013

23 horas y 1/2


Este fue uno de los videos más interesantes que vi en el 2012 y su nombre resultó ser un poco críptico y no menos extraño: 23 horas y media (lo más simple e importante qué podemos hacer por nuestra salud). Aunque no cuenta con la millonada de visitas de algunos videos musicales, indudablemente tener más de 3 millones de visitas en apenas 1 año de publicado no deja de ser un fenómeno en Youtube.


El Dr. Mike Evans, su autor, es un médico que pertenece al staff del Hospital St. Michael, y Profesor Asociado del Departamento de Medicina Familiar y Salud Pública de la Universidad de Toronto, Canadá.

¿Su idea inicial? Proveer una página de internet dónde sus pacientes pudieran encontrar información y consejos acerca de lesiones y enfermedades. Interesado en el impacto que las redes sociales estaban teniendo en la vida de muchísimas personas, abrió cuentas en Facebook y en Twitter, pero al principio tenía pocos seguidores. 


Eso cambió radicalmente al publicar en Youtube  un video con ideas simples sobre cómo mejorar la salud. El video consistía en dibujos que ilustraban en tiempo real cómo un tratamiento podía cambiar dramáticamente la salud, y es tan entretenido que se convirtió en una sensación en Youtube.

Algunos detalles:
  • Personas con artritis de la rodilla sujetas a este “tratamiento” 3 veces a la semana durante 1 hora, disminuyen el dolor y el nivel de discapacidad en 47%
  • Ancianos que disminuyeron su progresión hacia Alzheimer en casi un 50%
  • 2 estudios demostraron que personas con alto riesgo de desarrollar diabetes reducían este riesgo en 58%
  • Mujeres en postmenopausia redujeron en 41% el riesgo de fractura de fémur con 4 horas semanales de tratamiento
  • Según un metanálisis (un tipo de revisión de diferentes estudios científicos), la ansiedad se reduce en 48%
  • La depresión disminuye en un 30% con el tratamiento mínimo y aumentando la dosis puede bajar en 47%
  • Un estudio que ha monitorizado 10.000 estudiantes de Harvard concluyó que quienes recibieron el tratamiento bajaron su riesgo de muerte en 23% 
  • Es el tratamiento estrella para la Fatiga Crónica


Y en definitiva, ¡¡¡TODO ESTO IMPACTA PARA TENER UNA MEJOR CALIDAD DE VIDA!!!

¿El tratamiento? ¡EJERCICIO! 
Y antes de que arrugues la nariz, no se trata de hacer triatlón o costosos entrenamientos o inscripciones en gimnasios. Basta con caminar (o bailar, o moverte cómo más te guste, o, cómo dice un buen amigo mío, “lo que más rabia te dé”).

Podemos aquí hacer una reflexión: ¿de las 24 horas que tiene el día, cuántas horas pasamos frente a la televisión, la computadora (en casa o en el trabajo o ambas),  o durmiendo?

Las evidencias científicas señalan que lo mejor que podemos hacer por la salud es dedicar al menos ½ hora a realizar cualquier tipo de actividad física para experimentar los beneficios arriba mencionados.

El Dr. Steven Blair, en un excelente trabajo llamado Aerobic Center Longitudinal Study, encontró una relación positiva del ejercicio para disminuir los efectos dañinos de la obesidad, aún cuando este ejercicio no implique perder peso como tal.

En mi próximo artículo ampliaré un poco más los detalles, pero mientras tanto, y como bien lo indican algunos de estos estudios, para tener algunos de estos beneficios, especialmente la disminución del riesgo de mortalidad, los adultos debemos tener al menos 150 minutos semanales de actividad física, mientras que los niños se beneficiarán con un mínimo de 300 minutos.

Una última reflexión: han pasado varios meses desde mi última entrada en este blog. Pasaron muchas cosas a nivel familiar y en amigos que no vienen al caso pero que hicieron que este blog estuviera "dormido" desde Octubre del 2012.
Amigos lectores: no basta una disculpa. De todas maneras, se las envío a cada uno de ustedes, y les deseo un 2013 lleno de promesas (a reclamar y convertir en realidad).
Dios los bendiga!!!!!

Referencias
  1. Blair S, Héroux M, Janssen I, Lam M, Lee D, Hebert J, Sui X. Dietary Patterns and the risks of mortality: impact of cardiorespiratory fitness. International J of Epidemiology 2010;39:197-209   








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