Hasta ahora hemos visto en qué semillas y aceites hay
Omega 3, de cuáles fuentes proviene, algunos libros excelentes para estar más
informados sobre sus propiedades. Hoy quiero hablarte acerca de cómo probar un suplemento de Omega 3.
Como
siempre andamos a la carrera, usualmente dedicamos poco tiempo a comprar los
alimentos más beneficiosos y, mucho menos, a prepararlos. Puedo agregar que, en
el caso del pescado, esto se hace todavía más complicado.
“Huele…fuchi”
(fuerte o mal). “Es caro”. “No lo puedo calentar en el trabajo porque mis
compañeros protestan”. “No me gusta”. “Tengo alergia al pescado”. “Soy vegetariana”.
Hay razones y
excusas a granel, así que, generalmente, les indico a mis pacientes, amigos y
familia, que recurran a un buen suplemento de Omega 3 y que cuiden lo que comen.
¿Cómo
escojo un buen suplemento?
Si no tienes reservas con las fuentes de origen animal, lo primero es que contenga aceite de pescado.
El problema es que no todos los aceites de pescado son adecuados.
Algunos tienen contaminación con metales pesados (principalmente mercurio) y
PCB’s (compuestos organoclorados provenientes de los desechos tóxicos
industriales).
Muchos contienen solventes orgánicos utilizados durante la extracción o procesos
de refinación y destilación. Pero, no te compliques la vida con los términos,
basta saber que estos nombre se refieren a cómo lo sacan del pescado y lo
convierten en el líquido que va dentro de las cápsulas.
Estos son los criterios de elección que recomiendo:
- De materia prima certificada (sin contaminantes)
- Orgánico (sobre todo, si es un Omega 3 mixto de linaza y aceite de pescado)
- Con garantía de satisfacción (más de esto en unos momentos)
Ciertos
suplementos de muy buena marca producen sabor residual a pescado a los pocos minutos
de tomarlos. Si la razón es una sensibilidad mayor a la usual, bastará con
congelar el suplemento (si, congelar, no es un error de redacción), y tomarlo
al final de la comida. Una muy buena marca de suplementos que yo uso en mi
consulta obvia este problema de “regurgitación” añadiendo Omega 3 proveniente
de la linaza y menos aceite de pescado.
Pero la
causa en otras marcas puede ser la presencia de estos solventes orgánicos.
Hay una prueba muy sencilla que puedes hacer en casa para comprobar esto último. Todo lo que necesitas es un palillo de dientes de madera (“mondadientes”), un cubito de poliestireno (“anime” en Venezuela, o Styrofoam” para los sajones), y la cápsula del suplemento que quieres probar. Si tienes la piel de los dedos muy sensible, te recomiendo usar guantes (de cocina o de los descartables). La primera vez que hice las pruebas estaba tan entusiasmada con descubrir si las marcas más comunes en el mercado tenían ese efecto, que me quemé la punta de los dedos por no tomar esta previsión. ¡Imagínate lo que un suplemento de Omega 3 inadecuado puede hacer dentro de nuestro cuerpo!
Sobre la
garantía de satisfacción: si no puedes devolver el suplemento después que lo
probaste, dentro de los primero 90 días de haberlo comprado, y recuperar tu
dinero, te aconsejo que cambies de marca.