En el año
2004, después de leer el ebook de Derek Paice “Diabetes & Diet”, al que
llegué a través de la página de David Mendosa, entendí que
la información recogida a través de una glicemia en ayunas y la postprandial no
era para nada suficiente a la hora de hacer el diagnóstico de diabetes.
Inicialmente,
yo hacía las glicemias (ver La era de la información y Resistencia a la insulina: una introducción) a los 30,
60, 120 y 180 minutos, pero pronto entendí que me estaba dejando fuera
información valiosa, así que hice cambios. Primero inauguré una consulta donde
me dedicaba a hacer curvas de glicemia y les explicaba por horas interminables
a mis pacientes la relación entre los alimentos y sus glicemias. Luego,
empezamos a hacer jornadas de despistaje de diabetes en diferentes ciudades de
Venezuela. Construimos un equipo llamado Programa VidaSana y recolectamos
cientos de curvas.
Analizando esas curvas constaté que había valores que se repetían y que tenían eco en la
salud del paciente. De ahí, y de artículos científicos e investigación en la
web, finalmente llegué a establecer una plantilla de rangos de valores y
morfología en las curvas que me permitió, no sólo hacer diagnóstico precoz, sino
también duplicarme en facilitadores que hacían las jornadas a distancia y
detectaban anormalidades.
También aprendí la importancia de presentar los resultados de manera visual. En esta imagen puedes ver como apela
a tu sentido de vista y comprensión ver representada una serie de números
(parte inferior) en un gráfico (curvas azules).
Las personas que entrenábamos en los talleres del Programa VidaSana aprendieron a identificar las morfologías y a usar la clasificación por números; a nivel médico se pedían otros indicadores de laboratorio, y eso nos permitía detectar anormalidades que identificaban el nivel de riesgo de diabetes de manera más fácil.
Criterios diagnósticos del Programa Vida Sana
Basados en nuestras curvas y por referencias bibliográficas y/o científicas, establecimos criterios numéricos:
Estas pautas son muy parecidas a las de la curva de tolerancia glucosada establecida por la ADA (ver Resistencia a la insulina, diabetes y el Dr. Kraft), pero en nuestras jornadas hacíamos las curvas con un desayuno rico en carbohidratos en vez de jarabe de glucosa, y usando un glucómetro capilar.
También puedes ver que hay dos criterios nuevos: diferencial y retardo en normalizar.
Diferencial lo aplicábamos de acuerdo a lo que la palabra dice: la diferencia entre la glicemia más baja y la más alta en cualquier momento de la curva. Así obtuvimos 2 sub-criterios de "diagnóstico": curvas amortiguadas (menos de 30mg de glicemia de diferencia) y curvas que sugerían resistencia a la insulina (más de 50mg de glicemia de diferencia).
Retardo en normalizar aplicaba cuando la glicemia a las 2 horas era mayor a 110mg pero menor a 140mg.
Al utilizar estas pautas y analizar los resultados, nos encontramos con un elevado porcentaje de "anormalidad": alrededor del 80% de las curvas analizadas.
Estábamos (y lo seguimos estando)...¡ATÓNITOS! Y en cierta medida yo me sentía tan abrumada por los resultados, que a veces dudaba de la rigurosidad de las cifras.
Hasta que llegó a mis manos el libro del Dr. Joseph Kraft.
Ahora sé que mi rigurosidad tiene respaldo científico. Exhaustivo. Claro. Inequívoco. Y tan extraordinario que es inimaginable y, sin embargo, abrumadoramente real y difícil de negar.
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