lunes, 7 de noviembre de 2011

Resistencia a la insulina: una introducción



El Dr. Christopher Gardner, en su video “The Battle of diets: is anyone winning (at loosing)?, calificó de “píldora amarga” el haber descubierto que la dieta Atkins era la que mejores resultados producía en el manejo de las pacientes con resistencia a la insulina. Para un vegetariano convencido, la dieta del Dr. Atkins, que maneja principalmente proteínas de origen animal, ha debido ser un duro golpe.
No lo fue menos para mí. Yo probé esa dieta hace unos 14 años y funcionó bien para perder peso, pero no para mis grasas en la sangre. Hoy ya sé por qué “subieron” pero dejemos eso para un poco más adelante.
Vayamos primero a la resistencia a la insulina: ¿qué es? ¿cómo se diagnostica? ¿qué produce en las personas qué la tienen?
La resistencia a la insulina se define como una condición en el organismo en la que la insulina que produce el páncreas se vuelve progresivamente inefectiva en el proceso de almacenamiento de la glucosa en los músculos y células adiposas (grasa) y en el hígado. Inicialmente el páncreas responde aumentando la producción de insulina para normalizar las cifras de glucosa en sangre (glicemia). Con ese aumento a veces logra compensar su efecto disminuido y mantener un nivel normal de glicemia; a medida que pasa el tiempo, sin embargo, se hacen necesarias cantidades cada vez mayores de insulina para mantener la glicemia en rangos normales, y finalmente la ineficacia de la insulina o la falla del páncreas para producirla llevan a un descontrol de la glicemia que resulta en diabetes. El exceso de producción de insulina tiene efectos poco favorables en nuestro organismo y lleva a la aparición del llamado Síndrome Metabólico y Diabetes.
Los criterios de laboratorio para hacer el diagnóstico de “riesgo de resistencia la insulina” que usa el grupo de Life Extension, y que yo apoyo en un 100%, incluyen:
  • Insulina en ayunas igual o mayor a 15 uU/ml
  • Triglicéridos en ayunas igual o mayores a 130 mg/dl
  • Relación Triglicéridos/HDL colesterol igual o mayor a 3.0

(“The Twenty-First Century Epidemic”, Steven Joyal, MD, LE Magazine 2006)

Y decimos riesgo porque es una manera indirecta de medir esa resistencia. Las pruebas más específicas son muy laboriosas y se hacen sólo dentro de estudios científicos muy estrictos y de poco uso masivo, así que estos 3 parámetros pueden usarse como guías en la práctica médica diaria.

El aumento de peso es el efecto más frecuente de esa resistencia, y el que trae al mayor porcentaje de los pacientes a mi consulta. A estos pacientes, con mucha frecuencia, se les ha hecho exámenes de glicemia en ayunas y a las 2 horas después de comer (Glicemia postprandial de 2 horas). Esta valoración es incompleta porque no incluye la determinación los tiempos intermedios como 30, 60 y 90 minutos post desayuno.

Cuando yo empecé a hacer las glicemias en mi consultorio y en jornadas para grupos, nos dimos cuenta de la importancia de medir los tiempos intermedios. Un buen número de personas tenían valores considerados como normales tanto en ayunas como a las 2 horas, como puedes ver en la imagen A, pero cuando se les tomaba los valores intermedios nos encontrábamos con valores anormales (imagen B).



Después de cientos de pacientes, y de correlacionar los valores con pruebas de laboratorio más completas, establecimos criterios simples de “normalidad” en las medidas de las glicemias postprandiales. Podrás leer más en nuestra próxima entrada.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...