Cuando yo estudié medicina, lo que se habló de vitamina D
fue tan microscópico que yo ni siquiera recuerdo otros detalles que no sean
“metabolismo óseo”, “raquitismo del tercer mundo” y “toxicidad”.
Después que empecé a aprender sobre nutrición, medicina
funcional y anti-envejecimiento, y tratamiento hormonal, fue cuando también
empecé a ver toda una perspectiva diferente sobre la vitamina D que, aún hoy
día, me sorprende hasta dejarme boquiabierta: sus múltiples funciones son tan
amplias e importantes que nuestro organismo apenas puede sobrevivir si no está
presente en la cantidad adecuada.
www.vitamindcouncil.org |
Vitamin D Council tiene una estupenda página web que ha sido
para mí una fuente inapreciable de información sobre la vitamina D; es un
enlace al que refiero a TODOS mis pacientes para que puedan aprender acerca de
esta vitamina. Fue fundada en 2003 por el Dr. John Cannell. Su sede se
encuentra en San Luis Obispo, California, en los Estados Unidos, y opera como
una organización sin fines de lucro cuya misión es divulgar información
confiable acerca de la vitamina D, la exposición solar y la deficiencia
pandémica de esta vitamina. (Pandemia es una epidemia de proporciones
universales y masivas).
¿Qué es la vitamina D?
No es realmente una vitamina, sino una de las pro-hormonas
más antiguas que han producido las formas de vida por más de 750 millones de
años. La mayor parte de estas formas de vida tienen la capacidad de producir
vitamina D si son expuestas a la luz solar.
Vitamina D, Imagen 3D Public Domain, Wikimedia Commons |
En el ser humano, la vitamina D es críticamente importante
en el desarrollo, crecimiento y mantenimiento de un cuerpo saludable, desde la
gestación en útero y a lo largo de toda la vida. Su metabolito activo, la
1,25-dihidroxi vitamina D o CALCITRIOL, es la hormona clave que abre o regula más de
2.700 puertos de acoplamiento dentro del genoma humano, puertos cuyo malfuncionamiento está implicado en el desarrollo de prácticamente todas las enfermedades principales que nos
aquejan.
La vitamina D se mide en Unidades Internacionales (UI) y es
sumamente potente en cantidades pequeñísimas: 125 microgramos de Vitamina D
equivalen a 5.000UI, lo que podría ser considerado, por los que hacemos
medicina funcional y anti-envejecimiento, como la dosis diaria mínima para un
adulto sano.
Existen varias formas de vitamina D: la suplementaria, la
farmacéutica, y las que produce el cuerpo humano (metabolitos de vitamina D).
Sólo hay dos formas de recibir vitamina D en cantidades
suficientes para tener salud adecuada: exponerse a rayos UV tipo B (o banda
solar UVB), y suplementarse con vitamina D. La alimentación proporciona cantidades
tan minúsculas que no tienen un beneficio aceptable.
Nuestro cuerpo está diseñado por la naturaleza para producir
10.000UI de vitamina D con sólo una exposición de minutos al espectro solar
UVB. Sin embargo, esta exposición debe ocurrir
en el momento en que estos rayos solares penetran nuestra atmósfera: de
10am a 2pm, en países cercanos al ecuador o en la estación de verano en los
demás países. Como regla, si el sol sobre nuestro cuerpo produce una sombra más
larga que nuestra estatura, NO es la hora (o estación del año) correcta. En los
países con estaciones invernales la producción de Vitamina D baja prácticamente
a cero.
Otro factor importante es que el color de nuestra piel
define cuánto podemos absorber de estos rayos solares: la pieles más claras
podrán hacerlo con apenas 15 minutos de exposición, mientras que las pieles más
oscuras necesitarán hasta 6 veces más ese tiempo. Esto se debe a la cantidad
del pigmento llamado melanina que tenga nuestra piel. La melanina nos protege contra
el daño por exceso de sol, pero al hacerlo también bloquea la absorción de los
rayos UVB; a más melanina, menos absorción, lo que hace que las personas con
pieles más oscuras tengan más deficiencia de vitamina D.
También existen otros factores de importancia que afectan la
cantidad de vitamina D producida en respuesta a la exposición a la banda UVB
del espectro solar: cuánta superficie del cuerpo exponemos, edad, uso de
protectores solares, altitud, lluvia, polución y estar detrás de vidrios que
bloquean los rayos UVB.
In the Sun, Public Domain, Wikimedia Commons |
Como necesitamos un mínimo de 40% de la piel expuesta para
tener una absorción efectiva de rayos UVB, el torso del cuerpo es el que mejor
absorbe estos rayos porque también es el segmento corporal dónde hay más
extensión de piel, seguido por piernas y brazos, mientras que la cara y las
manos tienen la menor cantidad. Esto es un punto favorable ya que podemos
ahorrar los efectos del sol en nuestra cara, y así minimizar sus consecuencias:
las arrugas y las lesiones cancerosas. Un bloqueador con SPF8 puede afectar el
95% de la producción de la vitamina D, pero nuestros rostros, orejas y manos lo
agradecerán. Es importante destacar que esta recomendación no es una receta para "cocinarse al sol", he visto bastantes pacientes (y miembros de mi propia familia), con quemaduras solares. El tiempo de exposición es crítico: como ya dije, 15 minutos entre las 10am y las 2pm, son suficientes para producir hasta 10.000UI de vitamina D en personas de tez clara. SI eres de piel morena clara, será necesario duplicar este tiempo, y si tienes la piel oscura, puede que la exposición llegue a ser al menos de 1 hora. Diaria. Una vez a la semana indudablemente no producirá efectos en tus depósitos de vitamina D.
Estar por encima de los 60 años, o debajo de los 20, hace
que la síntesis de vitamina D tarde hasta 4 veces más. A pesar de que en estas
edades la piel es más frágil y puede dejar pasar más rayos UVB, también es
cierto que la capacidad de sintetizar vitamina D es menor.
El uso de camas de bronceado también puede ser un método
efectivo para exponer la piel a los efectos de los rayos UVB, sobre todo en
aquellas personas que viven en países con estaciones invernales o que no tienen
el tiempo o la posibilidad de exponerse al sol en las horas correctas. Sin
embargo, al igual que con la exposición solar, debemos ser usadas de manera
razonable. Puede que sea cosméticamente deseable tener la piel bronceada, pero
la sobreexposición conlleva riesgos que cobrarán su precio en algún momento.
Más en los próximos artículos.
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