
Empecemos con
el origen del suplemento a elegir. No con el tipo. Y la razón es muy
importante: antes de discutir cuál suplemento aporta cuál nutriente, te invito
a escogerlos tomando primero en cuenta su origen.
Esto significa
determinar 2 aspectos fundamentales: de dónde provienen y qué ventajas ofrecen
de acuerdo a su procedencia. Para mí es claro ahora, pero no lo fue durante
casi todo el ejercicio de mi vida profesional.
En medicina nos
educan básicamente en cuanto a qué hace un nutriente en particular. La
adecuacidad de la procedencia nunca estuvo en el tapete. Y déjame comentarte
que para nada es lo mismo un suplemento SINTÉTICO que uno NATURAL. Así como no
es lo mismo un nutriente AISLADO que uno que forma parte de los alimentos, ya
vengan de los vegetales o del reino animal.
El SINTÉTICO puede ser QUÍMICAMENTE igual en su estructura al que nuestro cuerpo necesita
pero no implica que puede ser absorbido o utilizado por las células de nuestro
cuerpo. ¿La razón? Estamos diseñados para aprovechar lo que viene dentro de
nuestros alimentos.
¿Quiere decir
que TODOS los nutrientes sintéticos son inadecuados? Todo depende de su
BIODISPONIBILIDAD (o capacidad de ser absorbidos y llevados a una forma que
nuestras células “entiendan”). Usualmente los NATURALES nos son más
“familiares” pues provienen de fuentes a las que nuestro cuerpo ya viene
acostumbrado por millones de años.
Eso nos lleva
a nuestro segundo punto: un nutriente AISLADO está en franca desventaja al
momento de hacerse BIODISPONIBLE; su interacción con otros nutrientes presentes
dentro de un mismo alimento generalmente lo hace ser más BIODISPONIBLE. Cuando
proviene de un alimento y forma parte de un conjunto de nutrientes que están
presentes allí presentes, hay superioridad en la absorción y la utilización
inmediata de ese nutriente.
Esta acción favorecedora del conjunto se conoce como
SINERGIA: unos se potencian a otros, y el resultado final es mayor que la suma de
las partes. Suena como una propiedad matemática, pero es simplemente una
propiedad de la naturaleza.
Muy bien,
entonces natural y preferiblemente dentro de un alimento. Pero ya vimos que los
alimentos ya no tienen lo que solían tener, y están, muchos de ellos, muy
contaminados. Puedes decir, “no entiendo” o “es contradictorio”. Y ciertamente
no te falta razón.
Por lo que
agrego: deben ser ORGÁNICOS. No tiene sentido que sean NATURALES, que vayan en
CONJUNTO con otros nutrientes dentro de un alimento, pero estén llenos de
pesticidas o contaminantes químicos.
¿Qué quiere
decir, exactamente, ORGÁNICOS?
Una cosecha
orgánica debe provenir de suelos SIN pesticidas y fertilizantes sintéticos ni
semillas genéticamente modificadas.
El ganado
“orgánico” debe tener acceso regular a pastos, no ser alimentados con productos
genéticamente modificados, ni haber recibido hormonas o antibióticos.
Los alimentos
no deben ser procesados usando irradiación, aditivos químicos o solventes
orgánicos.
Plowing Farmer, Wikimedia Commons |
Aunque suena a
término moderno, ORGÁNICO, en cuanto a su significado, es una palabra tan antigua como la agricultura: tiene, al
menos 10.000 años. No es de sorprender, entonces, que a nuestro cuerpo le sea extraño lo
que no es orgánico.
The Organic Center publicó recientemente (2008) una revisión de 97 estudios científicos que
comparaban la superioridad nutricional (61% mayor) de los alimentos orgánicos con sus pares
de suelos no orgánicos y la mayor presencia de antioxidantes (75%
más).
En otro estudio
publicado en el 2008, al comparar cierto tipo de mandarinas cultivadas dentro
de una misma granja pero en dos suelos diferentes, uno convencional y el otro
orgánico, se encontró que había poca diferencia en cuanto a vitamina C o el
tamaño de la fruta (la orgánica era algo más pequeña), pero al comparar el jugo
producido por los dos tipos de mandarinas, la orgánica daba un jugo con color
intenso, contenían 8 minerales en mayor cantidad (3 de ellos en más del 50%), y
tenían 40% más beta caroteno (de ahí la intensidad del color).
A pesar de la
gran cantidad de estudios publicados, lamentablemente muchos científicos,
médicos incluidos, sólo le reconocen el mérito a los productos orgánicos en
cuanto a estar libres de tóxicos, y son escépticos en cuanto a su superioridad
nutricional.
¿Mi
recomendación? Suplementos naturales, que provengan de alimentos orgánicos
deshidratados y concentrados, de manera tal
que mantengan todos sus nutrientes y antioxidantes para aprovechar la
sinergia entre ellos y hacerlos más biodisponibles y efectivos.
Más la próxima
semana.
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