jueves, 24 de marzo de 2016

El mito de colesterol...revisitado

Varios de los posts que publiqué al iniciar este blog estuvieron relacionados con el colesterol y los mitos que lo rodean, concebidos y alimentados durante 60 años por médicos, nutricionistas, sociedades médicas y publicaciones científicas e informativas en general. (Puedes leer más sobre los artículos en los siguientes enlaces: ¡Tsunami!¡Tsunami!...continuaciónColesterol: es o no es peligrosoLos huevos: una maravilla de la naturaleza).

Cuando yo estudié medicina e hice mis primeros postgrados, la grasa saturada y el colesterol eran considerados el Enemigo Público Nº 1 de la salud cardiovascular, es decir, fomentaban la aparición de enfermedades del corazón y el subsecuente aumento de la mortalidad cardiovascular a nivel mundial. Por eso nos sorprendía mucho que al menos la mitad de los pacientes que se ingresaban por infarto en las Unidades de Cuidados Intensivos, tuvieran el colesterol normal o bajo. Eso no cuadraba para nada con lo que nos enseñaban.
No pocas eran las críticas a estos paradigmas de las grasas, pero el poder de ciertas asociaciones médicas, los intereses y el lobby político de algunas grandes compañías fabricantes  de alimentos, y la soberbia de algunos investigadores, se encargaron durante años de mantener acalladas, o sumidas en la oscuridad, las voces de cuantos disentían.  



Toda verdad en algún momento, sin embargo, se descubre, y aunque es apenas un primer paso, en la publicación para el quinquenio 2015-2020 de las Dietary Guidelines acordadas por  la comisión de la Oficina para la Prevención de Enfermedades y Promoción de la Salud (Health.gov The Office of Disease Prevention and Health Promotion), se estableció, por primera vez en varias décadas, que ya no es necesario un límite para el consumo del colesterol presente en los alimentos ("cholesterol is not a nutrient of concern for overconsumption" ). Quizás pienses que sólo aplica para Estados Unidos y sus residentes, pero la realidad es que esas Guías aplican casi que a nivel mundial y son tomadas muy en serio por una gran parte de las asociaciones médicas en sus distintas especialidades.

Esta agencia gubernamental promovió por varias décadas el mito de que el colesterol en los alimentos causaba enfermedad cardiovascular, y en tal sentido fijó un límite en 300mg en su consumo diario (el equivalente a algo menos que la yema de 2 huevos). Si este paso abrirá realmente la puerta a entender que el colesterol en los alimentos no es el causante de la enfermedad cardiovascular, todavía está por verse. 
"Muchos de nosotros hemos creído por un largo tiempo que las guías dietarias de la USDA apuntaban en la dirección equivocada. Ya es hora de corregirlas." comentó el Dr. Steve Nissen, jefe del departamento de medicina cardiovascular de la Cleveland Clinic, al enterarse de este cambio que deja sin efecto la preocupación por la cantidad  del colesterol presente en los alimentos.

Sin embargo, tanto la agencia gubernamental como muchas asociaciones médicas, persisten en su error de catalogar las "grasas saturadas"  como causa de la enfermedad cardiovascular, cuando no es cierto.
Mis artículos de 2011 sobre la demonización de las grasas me llevaron a leer incontables publicaciones, incluyendo libros como Why We Get Fat, de Gary Taubes, y, recientemente, investigando más a fondo sobre el tema, me suscribi al Fat Summit dirigido por el Dr. Mark Hyman. 



¡Ha sido una de las mejores inversiones de mi vida para estudiar información actualizada sobre las grasas y sus mitos!
Como bien lo dice el Dr. Hyman en el video que introduce esta Cumbre sobre grasas: "me considero como un hombre con la misión de aclarar uno de los mitos más grandes de la nutrición que impide que millones de personas tengan salud óptima y pierdan peso."

Hemos oído que la grasa es mala para nuestra salud, que la grasa nos engorda, que la grasa causa ataques al corazón, pero la realidad es que consumir más grasa nos ayuda a perder peso, a sentirnos mejor, e incluso, a prevenir condiciones crónicas como enfermedad cardiovascular, diabetes y cáncer, por sólo mencionar algunas.
Como médico, asumo también este reto y misión que tiene el Dr. Hyman y muchos de sus entrevistados en la Cumbre de las Grasas. 
He podido experimentar en mi misma los beneficios de incorporar más grasa en mi alimentación, y mis pacientes, al igual que los más de 20.000 del Dr. Hyman, también lo experimentan: un sentirse vibrantes y llenos de energía; una reducción de tallas que no se explica por disminuir calorías y hacer ejercicio, puesto que no se aplica esa suma y resta de calorías tan universalmente sugerida; y finalmente, lo que es más importante, una mejor condición de salud.

Esta misión me lleva a seguirles compartiendo a lo largo de los próximos artículos mis andanzas las últimas investigaciones y publicaciones. Poco se escribe en español, y mucho de lo que se escribe está basado en mala ciencia. Mi papá siempre me insistió en que el inglés era muy importante para mi futuro como médico, y por su insistencia me hice fluente en ese idioma, lo que me ha permitido leer muchas de las publicaciones que están cambiando el curso de la medicina del Siglo XXI. Te invito a seguir en contacto.



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