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lunes, 28 de mayo de 2012

El Poder de Curar a través las Redes Sociales


Hace unas semanas les conté del Dr. Mark Hyman y las Redes Sociales. Quiero compartir con ustedes la parte 2 de su artículo.

Un día encontré al Pastor Rick Warren, de la Iglesia Saddleback en California del Sur, en mi oficina. 
Después de su cita fuimos a cenar, y sobre un bol de sopa de remolacha y repollo, le pregunté sobre su iglesia – yo soy un doctor judío de New York y sabía poco sobre iglesias evangélicas.
http://www.saddleback.com/

Me comentó que su iglesia tenía 30.000 miembros y que se reunían en 5.000 grupos pequeños para estudiar, darse apoyo y crecer juntos. No era una mega iglesia sino miles de mini iglesias. 
Esa reunión me dio la idea de probar si a través del apoyo entre colegas, vecinos y amigos se podría crear salud.

Le pregunté: “¿por qué no elaboramos un programa y lo ponemos en marcha en estos grupos pequeños?”. Rick aceptó porque había bautizado recientemente 800 miembros de la iglesia, y después del número 500, se dijo a sí mismo: “wow, somos una iglesia obesa, estoy gordo, y necesito hacer algo”.
No necesitábamos expertos de salud altamente entrenados – excepto para diseñar el programa…

Así que hace poco más de un año, conjuntamente con Rick, el Dr. Oz, y el Dr. Amen (un pastor evangélico, un médico musulmán, uno cristiano y uno judío –lo que puede parecer el principio de un chiste malo), lanzamos el PLAN DANIEL – un experimento social para ver si el apoyo de la comunidad era más efectivo que la medicación o el cuidado médico tradicional para tratar y revertir enfermedad y crear salud.
El Plan Daniel (nombrado así por el Profeta Daniel de la Biblia, que resistió la tentación del rey de malas comidas) es un programa gratuito de bienestar que se distribuye a través de los grupos pequeños de la iglesia.


Pensamos que se registrarían unos cientos de personas, pero en la primera semana se inscribieron 15.000 personas, que en este último año han perdido 250.000 libras – el equivalente a 10 grandes camiones de refrescos. Siguieron miles de personas y muchas iglesias a nivel mundial.

De hecho, nos reunimos recientemente con líderes de iglesias en Atlanta y Bernice King, la hija de Martin Luther King, Jr., quien piensa que la enfermedad es una forma de violencia, y que la salud es un derecho humano básico. Dijo que la salud es una forma de no-violencia contra uno mismo, y que quería hacer de este programa parte del currículo de no-violencia del Centro King.

Nuestro experimento social funcionó.
Hicimos cambiar la biología usando los principios de la medicina funcional – la ciencia de crear salud a través de las intervenciones en el estilo de vida que optimizan nuestras REDES BIOLÓGICAS.
Hicimos que la conducta cambiara usando la comunidad y el poder de la presión positiva de vecinos y amigos y de las REDES SOCIALES.

Éstas personas no sólo perdieron un cuarto de millón de libras, también usaron menos medicación, y muchos de los que se hospitalizaban, necesitaron acudir menos al doctor. La gente reportó tener más energía, dormir mejor, presión sanguínea más baja, e incluso mejor piel e impulso sexual.
Un hombre me comentó que el año anterior había estado 4 veces en el hospital y necesitaba 9 medicamentos, y este año no se había hospitalizado en ninguna ocasión y sólo necesitaba un medicamento. 

La gente perdió 125 libras, 90 libras, 80 libras, ya no necesitaba insulina y no tenían diabetes, ni necesitaban medicar su hipertensión arterial – era como un bypass gástrico sin el dolor de la cirugía, los vómitos y la mala nutrición.
Y los que hacieron el plan acompañados, perdieron el doble de peso con respecto a los que lo hicieron solos.

E.O. Wilson, en su nuevo libro The Social Conquest of the Earth, comenta que la pertenencia y el poder de la presión grupal de los pares puede ser una fuerza tanto para el bien como para el mal, puede impulsar la guerra y la violencia, pero también puede ser una fuerza para sanar.

Esto fue una revelación para mi: la comunidad no sólo era un sistema para distribuir la educación de la salud. También era parte de la cura, y el grupo era la medicina.

Entonces, ¿qué hicimos?. Creamos un programa interactivo distribuido a través de múltiples medios – educación online, videos, artículos, recetas, webinars hechos completamente en grupos pequeños y en eventos de la comunidad. Hicimos esto en Saddleback cambiando la cultura – el Pastor Steve pasó de servir costillitas y donas en el desayuno a ser un campeón de la salud, literalmente les arrancaba las donas de la boca a los hombres en su grupo pequeño.

Más de 1000 personas se presentaron para ser voluntarios como campeones de salud para sus grupos. Cambiamos lo que se servía en los desayunos bíblicos, los menús en la refinería, incuso lo que la gente servía en sus casas y en sus grupos pequeños. La gente aprendió a crear salud junta – a comprar, cocinar, comer, hacer ejercicio y jugar juntos.

No tratamos enfermedad. No creamos un programa para perder peso. Les enseñamos como cuidarse por sí mismos, y combinando ese cuidado con el cuidado de cada uno de los otros, crearon un pequeño milagro – algo que ni el sistema de salud ni la reforma de ese sistema de salud han sido capaces de lograr.
En el sitio más improbable, una gran Iglesia, demostramos que una solución basada en la comunidad es más efectiva para tratar y revertir la enfermedad crónica que nuestro moderno sistema de salud. La gente ayudó a cada uno de los otros a crear salud.

Pienso que esta es la semilla de una oportunidad mayor. En cada casa, comunidad, escuela, lugar de trabajo u organización basada en la fe, hay campeones de salud esperando a que se les pida que hagan presencia y se ayuden entre sí para recuperar nuestra salud.

Ahora tenemos la visión de llevar esto a una escala de billones de personas y volver del revés el sistema de cuidado de la salud. Y esto es posible no sólo en países ricos. Peers for Progress creó programas pilotos en los países más pobres,


como Camerún, Uganda, Tailandia y Sur África, basados en esta fórmula de apoyo entre pares. Los programas para los grupos de apoyo entre pares han sido más efectivos que el cuidado médico convencional en la mejoría de la salud de los diabéticos y en disminuir 10 veces los costos del cuidado de la salud.

Así que después de la comida en Haití, cuando el terremoto, comencé a pensar que pasaría si podemos enfrentar este problema no uno a uno a uno en la consulta del médico y las clínicas, sino en decenas de millones de personas a la vez, en sus casas, en sus iglesias, en sus escuelas y en sus sitios de trabajo.

Qué pasaría si podemos tomar ese gran número de personas que están en capacidad de trabajar, pero que no están trabajando – y creamos un Cuerpo de Salud al estilo de los Cuerpos de Paz del Presidente Kennedy o a una llamada de acción que podría ser el equivalente a poner un hombre en la luna al final de la década.

Qué pasaría si creamos millones de trabajadores comunitarios de salud, si involucramos a nuestros latentes campeones de salud que ya están en cada comunidad y en cada organización; gente ayudando a gente, y que con un pequeño entrenamiento han probado que pueden producir mejores resultados que los doctores o nuestro sistema de salud para tratar el peor de los problemas de nuestra era.
Pensé “éste, quizás, no es un problema médico como una infección o un hueso roto; más bien, las enfermedades crónicas, como la diabetes y la obesidad, puede que sean enfermedades sociales y que nosotros necesitemos una cura social.”
Quizás es el poder de cada uno de nosotros, apoyándonos los unos a los otros, lo que pueda devolvernos nuestra salud.
La enfermedad aguda debe ser dejada a los hospitales, pero crear salud y curar la enfermedad crónica parece ocurrir mejor en la comunidad – con gente ayudando a gente, en los sitios donde cada uno de nosotros vive, donde comemos, cocinamos, aprendemos, trabajamos, jugamos y oramos
Allí es dónde encontramos salud.

Cuando estuve en la clínica de Paul Farmer en Haití, leí una placa en francés que decía “El hombre más feliz es el que hace felices a los demás.” 

Un antiguo proverbio africano dice que “si quieres viajar ligero, viaja solo, pero si quieres viajar lejos, viaja acompañado.”
¡Hagamos esto juntos!

¡Gracias Mark! ¡Esta iniciativa nos contagia a todos de esperanza!

¿Tienes comentarios? ¡No dejes de compartirlos con nosotros!

lunes, 23 de abril de 2012

Dime con quien andas...

El Dr. Mark Hyman ha sido mi mentor "virtual" en diabetes a través de sus libros, blog, su página enInternet y sus videos. 
Quierocompartir hoy contigo algunos fragmentos de su charla en TEDMED 2012, recientementepublicados en su blog bajo el título “¿Pueden las Redes Sociales curar las enfermedades? Parte I”.


La semana pasada di una charla en TEDMED sobre cómo las Redes Sociales pueden ser unainesperada solución en nuestra crisis de salud. Hablé sobre...

…cómo podemosmanejar esta disparatada explosión de enfermedades crónicas degenerativasimpulsadas por el estilo de vida, como lo son la enfermedad cardiovascular,diabetes y obesidad (lo que yo llamo DIABESIDAD).

…pensar, siquiera,en cómo resolver este problema que le costará 47 trillones de dólares a laeconomía global en los próximos 20 años, y que para finales de esta décadaestará ocasionando la muerte de 50 millones de personas por año, el doble decualquier enfermedad infecciosa.
Mapa de Diabetes, 2011, Federación Internacional de Diabetes

…cómo podemospensar en un mundo dónde hay más gente son sobrepeso que hambrienta.

¿Cómo podemospensar en un mundo donde pronto habrá cerca de quinientos millones dediabéticos y mil millones de prediabéticos, y solo una fracción de doctores ytrabajadores de salud que los pueda atender? Estas no son enfermedades de losafluentes: ¡se expanden explosivamente en los países más pobres sobre latierra!


Era elprimero de Enero del 2010, y estos pensamientos me vinieron cuando terminé deleer un libro del Dr. Paul Farmer, quien logró tratar con éxito enfermedades comola tuberculosis y el SIDA, catalogadas como intratables, en lugares como Haití, Lima o Ruanda, 
a pesar de la extrema pobreza.

Paul se diocuenta de que no era necesario un nuevoavance en la ciencia, o una nuevamedicación, sino algo muy simple: reconstruir las comunidades y la conexiónrota entre ellas

La genialidad de Paul fue su visión de que la clave para resolver los problemas  no solucionables del sistema de salud radicabaen gente ayudando a gente, en el apoyo entre sí, en acompañarse el uno al otro en el camino a la salud, en acompañarse el uno al otro parareconstruir las comunidades con agua limpia, alimentos, y yendo a las casaspara asegurarse de que el vecino enfermo supiera cuándo y cómo tomar susmedicinas. 
Lo que resultó ser un mejor modelo para la distribución correcta delmedicamento o la información, ya que la comunidad se convirtió en parte de lamedicina, de la cura.

Public Domain, Wikipdia Commons
Ese mes deEnero del 2010 ocurrió el terremoto en Haití.  Me fui con Paul Farmer como parte de unamisión de ayuda, y en una de mis reuniones con la Dr. Alix Lassegue, delhospital más importante de Haití, tuve el conocimiento de que las causas másfrecuentes de admisión al hospital no eran la tuberculosis o el SIDA, sino ladiabetes, la hipertensión y la enfermedad cardiovascular, 90% de las cuales sonprevenibles o reversibles a través de cambios en el estilo de vida.
Estas enfermedadescrónicas han alcanzado cada esquina y cada persona del planeta. La mayoría de ellas,incluyendo el cáncer, el ACV, y aún el Alzheimer, tienen la misma causa o raíz.

Cerca del 80%de los diabéticos están en países pobres, ¡y la mitad de ellos (y casi todoslos prediabéticos) aún no saben de estos diagnósticos!

Allí en Haití, en medio de sangre, pus, y miembros y vidas amputadas, me di cuenta de que había estado demasiado inmerso en la biología delas enfermedades, y que había pasado por alto algo mucho más importante: que la mayoría de las enfermedades crónicasson, muy a menudo, una enfermedad SOCIALmás que un problema de biología.

Hoy en díasabemos que es más probable ser obeso si nuestros amigos son obesos, que el que nuestros padres sean obesos. 
Que los lazos genéticos pueden ser menos importantesque los lazos sociales, y que nuestras conexiones sociales y nuestra necesidadancestral de ser parte de una tribu, pueden ser el camino a la epidemia deenfermedades crónicas. 
Que puede ser que la SOCIOGENÓMICA, o cómo las redes sociales influencian la salud y laenfermedad y alteran la expresión genética, sea el lugar que debamos mirar paraencontrar la solución. 

No podemosmedicar nuestro camino para escapar de una mala dieta. Es un sinsentido tomar una estatinamientras nos comemos una hamburguesa doble con queso, papas fritas y unagaseosa.

Pero se hadescubierto una nueva droga que puede modular beneficiosamente miles de genes, potenciar la función de  docenas dehormonas, regular decenas de miles de redes de proteínas, y prevenir o incluso revertir la mayoría de las enfermedades crónicas. Trabaja más rápido, mejory es más barata que cualquier otra droga descubierta, y está al alcance de casicualquier persona en el planeta en este mismo momento…

Es la comida.
Sabemos que los alimentos no sólo soncalorías, son información, y puedenactualizar nuestro software biológico.

La mayoría delas enfermedades crónicas son una enfermedad de la alimentación. Comiendo nos metemos en el problema, y comiendo salimos de él. 

El colesterolalto no es una deficiencia de estatinas (un medicamento utilizado para bajarlo),así como la diabetes no es una deficiencia de Avandia (un medicamento usado enel control de esta enfermedad). No hacen que ninguno de estos problemasmejoren; con ellas sólo estamos “re-arreglando lassillas del Titanic”.

Las estatinasaumentan el riesgo de diabetes en mujeres en 48%, y Avandia, el bestseller #1 delos fármacos para el tratamiento de la diabetes, ocasionó casi 200.000 muertesdesde que entró en el mercado en 1999.

Las estatinas,diseñadas para prevenir los ataques cardíacos, causan diabetes, y losmedicamentos diseñados para tratar la diabetes están causando ataquescardíacos.

Ésto es el Farmagedón.

Después deHaití caí en cuenta de que la respuesta tenía que estar en otro lado. Si lasredes sociales pueden promover un estilo de vida que nos enferme, quizás podamosusar las redes sociales para crear salud.

Sabemos cómoprevenir, tratar e incluso revertir la diabetes y la enfermedad cardiovascular,pero hemos fallado miserablemente en hacerlo.
Podemoserradicar la diabetes tipo 2 de la misma manera en que el científico LarryBrilliant ayudó a erradicar la viruela.

Sin embargo,las personas se rinden cuando piensan en la obesidad y las enfermedadescrónicas que están matando a la mayoría de la población mundial.
Es demasiadoabrumador, demasiado grande. Pero yo no pienso que lo sea, yo creo que es unproblema pequeño, un problema local, un problema comunitario.

Después queregresé de Haití, algo en lo que comencé a pensar es que si estamos enfermos,el mejor lugar para crear salud puede no ser el consultorio del médico o laclínica, sino nuestra comunidad con un poco de ayuda de parte de nuestrosamigos.
Me di cuentade que sanar puede ser como ser parte de un equipo en los deportes.

Esta es la parte I. 
¡Tremendas reflexiones!

Comparte con nosotros qué piensas al respecto.
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