lunes, 11 de abril de 2011

Sherlock Holmes 1: ¿fibra o no fibra?

Después de estar 7 días corriendo, sin escribir, aquí estoy de nuevo.
Prometo no más silencios de 1 semana, ups!, porque entonces en vez de un blog, voy a tener un  terreno baldío, digo, porque ¿quién va a seguir a alguien que escribe tan distanciado?

Las compañías de alimentos (ya sé, ¡dale con lo mismo!), y no el 100%, pero casi, buscan hacer sus productos en lo que yo califico una relación “ganar-perder”: ellos ganan dinero, nosotros perdemos salud. Aunque eso no es lo que venden. Siempre ponen en la parte frontal de sus productos lo “saludables” que son y pocas veces sobreviven al escrutinio.

Y de ahí viene la historia que nos ocupará unos días.

Hoy estaba en el mercado buscando unas galletas integrales para reconstruir una merienda que le encantó a mi nieta, y entré en shock cuando leí la etiqueta de las galletas que nuestra anfitriona nos sirvió ayer, feliz y contenta de su elección de galletas “integrales”.

¿La causa del shock? En letras bien grandes en la parte frontal del empaque aparecen las palabas: CON FIBRA, y, he de agregar para no caer en aseveraciones falsas, que en el empaque no dice por ningún lado Integrales

Me fui a leer la información nutricional y aparece lo siguiente:


¿Cómo puede una importante fábrica nacional de galletas en nuestro país poner en su empaque dos informaciones tan contradictorias? ¿Será un error tipográfico? Porque en la lista de ingredientes aparece SALVADO DE TRIGO. La pregunta es ¿cuánto salvado? ¿O más bien que al no cumplir con el mínimo de cantidad en gramos se ven obligados a poner FIBRA: 0 gramos? ¿O fue para agregar color?


Moraleja: si aprendemos a revisar las etiquetas, tendremos más oportunidad de hacer buenas elecciones (o al menos, ¡aprender a usar ojo detectivesco para hacer esa selección!

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