lunes, 9 de abril de 2012

Un Cerebro Vegetal

Quizás digas que tengo pasión por las nueces.
Y tienes razón. Pero he insistido en escribir sobre ellas porque me parecen un alimento natural absolutamente increíble. Hay, sin embargo, muchos mitos alrededor de su consumo, por lo que no tiene el puesto que se merece cuando seleccionamos qué comer.
Hoy quiero compartir contigo algunos hechos sorprendentes con respecto a este fruto seco, para que así saques tus propias conclusiones.

Históricamente su uso es milenario: al menos desde 7000 años antes de Cristo, de acuerdo a la página Walnuts California, y no solamente como alimento, sino también como medicina para el alivio o cura de numerosas enfermedades. Se cree que son originarias de Persia, desde dónde fueron exportadas hasta Grecia y Roma en los intercambios comerciales de la época.

La nuez proviene del árbol de Nogal, cuya madera es muy apreciada en la fabricación de muebles, en la construcción y para su uso en revestimientos interiores. 

Wikipedia Common, autor: Bóhringer Friedrich

Aunque está muy difundida globalmente, su obtención en los países tropicales puede ser limitada, pues no se puede cultivar localmente y proviene totalmente de la importación.

¿Qué hace de la nuez un alimento tan especial?
Lo primero que se me ocurre es compararla con un cerebro. La naturaleza tiene, a veces, sus maneras curiosas de recordarnos los beneficios de un alimento en particular, y creo que no es casualidad que la forma de la nuez sea tan parecida a la del cerebro.


¿Por qué creo que no es casualidad? Como lo mencioné en uno de mis artículos anteriores, es el único fruto seco o semilla de árbol que contiene Omega 3: en cada onza (28 gramos), hay 2,5 gramos de ácido alfa-linolénico (ALA), con una proporción muy aceptable de Omega 3 a Omega 6 (relación 1 a 4). El Omega 3 es indispensable como constituyente de las membranas de las neuronas y para la función cerebral. De ahí que me dé tristeza (para decir lo menos), que su incorporación en la alimentación sea desestimada y/o restringida por los nutricionistas (y sus parientes médicos), por considerar que aportan demasiadas calorías. 
Además, y esta es mi opinión, creo que el Gran Hacedor de todas las cosas tiene su forma muy particular de hacernos ver ciertas similitudes: un obvio parecido entre el cerebro y la nuez ya pelada, así como entre los recipientes, el cráneo y la cáscara de la nuez.

¿Y qué hay sus otros componentes? 
No menos sorprendentes: aportan, onza a onza, hasta 10 veces más folatos (una vitamina del grupo B) que la carne (!!!!!); casi la misma cantidad de proteínas que la merluza (4g vs 5g); la misma cantidad de fibra que las caraotas negras (frijoles), pero con menos carbohidratos (apenas 2g netos por onza de nueces). A esto podemos agregar que contienen antioxidantes, fitoesteroles, y son ricas en diversos minerales, entre ellos magnesio. 

En un artículo, publicado en el 2011 por la American Chemical Society, se califica a las nueces como el fruto seco con mayor contenido de antioxidantes beneficiosos para la salud cardiovascular, a pesar de lo cual la FDA recientemente obligó a Diamond Food, una de las mayores empresas norteamericanas dedicadas a proveer nueces, a desistir de imprimir en sus empaques afirmaciones sobre los beneficios cardiovasculares de las nueces, bajo la premisa de que si un alimento puede prevenir enfermedades, debe ser considerado como una droga (farmacológica), como puedes leer en la cita a continuación:


¿Qué tal? (Espero que te dé tanta rabia como a mí, aunque la exclamación que yo proferí fue bastante más fuerte, pero no la reproduzco aquí por respecto a mis lectores).

Hay otra ventaja al escoger las nueces como fuentes de antioxidantes: como generalmente se comen al natural (sin tostar), los antioxidantes no son dañados por el calor. Debo mencionar, sin embargo, que las nueces son susceptibles a la humedad y al calor, por lo que es muy importante mantenerlas en sitios frescos y secos, o bien, dentro del refrigerador (yo las pongo en la parte de los congelados, sobre todo si ya están peladas). 

Y por último, no nos olvidemos de que tienen un excelente índice de saciedad (lo que te deja más tiempo con el estómago satisfecho después de comerlas).
¿La cantidad? Una buena dosis diaria son unas 14 mitades (equivalente a 1 onza o 28g), aunque en el artículo de la American Chemical Society mencionan que hay beneficios aún con la mitad de esa cantidad.

¿Comentarios?



2 comentarios:

  1. Gracias por esta deliciosa información, no en vano son mis favoritas. Gracias por compartirla con nosotros!!!

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  2. Maria Eugenia no has pensado en montar clases magistrales acerca de la nutrición y de los nutrientes? Yo seria tu primera alumna

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