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domingo, 30 de septiembre de 2012

Cuando Los Expertos Nos Desinforman

En Septiembre 12, JAMA (Journal of American Medical Asociation) publicó un artículo titulado AssociationBetween Omega-3 Fatty Acid Supplementation and Risk of Major CardiovascularDisease Events: A Systematic Review and Meta-analysis, escrito por un grupo de médicos griegos liderado por Evangelos Rizos, cuyas conclusiones se convirtieron rápidamente en un reguero de pólvora en los medios de comunicación, incluyendo Internet.


Según el grupo investigador, estas son las premisas del estudio:
Contexto: la considerable controversia que existe referente a la asociación de los ácidos grasos omega 3 y los objetivos cardiovasculares más importantes.
Objetivo: evaluar el rol de la suplementación con omega 3 sobre los desenlaces cardiovasculares más importantes.
Fuente de la data:  MEDLINE, EMBASE, y the Cochrane Central Register of Controlled Trials hasta agosto 2012.
Selección de los estudios: estudios clínicos randomizados que evaluaban el efecto del omega 3 en la mortalidad general, muerte cardíaca, muerte súbita, infarto miocárdico (IM) y accidente cardiovascular (ACV).
Conclusiones: “basados en medidas de asociación, tanto absolutas como relativas, la suplementación con omega 3 no se asoció con un riesgo más bajo de mortalidad general, muerte súbita, muerte cardiaca, infarto miocárdico ni ACV”.

Los medios de comunicación de inmediato tomaron el apunte, como podemos ver en esta muestra de una consulta GOOGLE, en la que el titular que prevalece (aquí en inglés) es “los suplementos de aceites de pescado no previenen los ataques al corazón”.


Tanto Bill Faloon, de Life Extension, como Elizabeth Weise,de USA Today, van un paso más allá, y hacen reflexiones importantísimas para quien quiera mirar lo que hay tras bastidores:
  • De 3.635 estudios, escogieron sólo 20.
  • No llegó a los titulares que muchos de estos pacientes ya habían sufrido un infarto o tenían evidencias de enfermedad arterial importante, y que se estaba “probando” la efectividad de los suplementos para prevenir la aparición de un segundo evento en la evolución de su enfermedad.
  • No se establecen las diferencias en las dietas de esos pacientes antes de ser enrolados en el estudio (muchos de ellos apenas comían pescado, amén de tener hábitos alimentarios y de estilo de vida inadecuados).
  • Se desestimaron otros estudios (numerosos) que demostraban un papel importante en la prevención de “primeros eventos”. (¿No debería ser éste el objetivo de la PREVENCIÓN?).
  • Incluso en estas personas ya enfermas, el estudio puso en evidencia que los suplementos de omega 3 redujeron en 9% la mortalidad cardíaca, 13% la muerte súbita, 11% los infartos, 4% la mortalidad general, y 5% los ACV. Pero los investigadores concluyen que estadísticamente estas reducciones ¡¡NO ERAN SIGNIFICATIVAS!!
  • reconocieron la efectividad de los suplementos para reducir los triglicéridos, la aparición de arritmias graves, la agregación plaquetaria (que favorece las trombosis), y que también observaron una disminución leve de la presión sanguínea.

Como ya mencioné en mis artículos previos sobre omega 3 (¿es bueno este aceite de pescado?, el omega equilibristarecetas de omega 3, la chica griega, The Queen of Fats: los omega 3), estos suplementos NO deben sustituir una buena alimentación, ni el uso de medicación cuando está indicada. Sin embargo, es importante emplearlos cuando no tenemos acceso regular al consumo de pescado, complementar su consumo si ya está presente en nuestra dieta o potenciar sus efectos, teniendo siempre como premisa escoger suplementos de alta calidad, con una buena concentración de omega 3.


Un palabra final: desinformar es un mal servicio que hacemos a la comunidad. Nuestro papel como médicos, científicos o comunicadores, debe llevarnos a ser guías que desentrañemos la información y la hagamos útil tanto para nuestros pacientes como para el público en general. Debemos ser abanderados en la exhaustividad de nuestras investigaciones y ponderar los hechos para evitar sesgos que generen confusión. Nuestros pacientes y nuestro público merecen nuestro mejor esfuerzo.

lunes, 9 de abril de 2012

Un Cerebro Vegetal

Quizás digas que tengo pasión por las nueces.
Y tienes razón. Pero he insistido en escribir sobre ellas porque me parecen un alimento natural absolutamente increíble. Hay, sin embargo, muchos mitos alrededor de su consumo, por lo que no tiene el puesto que se merece cuando seleccionamos qué comer.
Hoy quiero compartir contigo algunos hechos sorprendentes con respecto a este fruto seco, para que así saques tus propias conclusiones.

Históricamente su uso es milenario: al menos desde 7000 años antes de Cristo, de acuerdo a la página Walnuts California, y no solamente como alimento, sino también como medicina para el alivio o cura de numerosas enfermedades. Se cree que son originarias de Persia, desde dónde fueron exportadas hasta Grecia y Roma en los intercambios comerciales de la época.

La nuez proviene del árbol de Nogal, cuya madera es muy apreciada en la fabricación de muebles, en la construcción y para su uso en revestimientos interiores. 

Wikipedia Common, autor: Bóhringer Friedrich

Aunque está muy difundida globalmente, su obtención en los países tropicales puede ser limitada, pues no se puede cultivar localmente y proviene totalmente de la importación.

¿Qué hace de la nuez un alimento tan especial?
Lo primero que se me ocurre es compararla con un cerebro. La naturaleza tiene, a veces, sus maneras curiosas de recordarnos los beneficios de un alimento en particular, y creo que no es casualidad que la forma de la nuez sea tan parecida a la del cerebro.


¿Por qué creo que no es casualidad? Como lo mencioné en uno de mis artículos anteriores, es el único fruto seco o semilla de árbol que contiene Omega 3: en cada onza (28 gramos), hay 2,5 gramos de ácido alfa-linolénico (ALA), con una proporción muy aceptable de Omega 3 a Omega 6 (relación 1 a 4). El Omega 3 es indispensable como constituyente de las membranas de las neuronas y para la función cerebral. De ahí que me dé tristeza (para decir lo menos), que su incorporación en la alimentación sea desestimada y/o restringida por los nutricionistas (y sus parientes médicos), por considerar que aportan demasiadas calorías. 
Además, y esta es mi opinión, creo que el Gran Hacedor de todas las cosas tiene su forma muy particular de hacernos ver ciertas similitudes: un obvio parecido entre el cerebro y la nuez ya pelada, así como entre los recipientes, el cráneo y la cáscara de la nuez.

¿Y qué hay sus otros componentes? 
No menos sorprendentes: aportan, onza a onza, hasta 10 veces más folatos (una vitamina del grupo B) que la carne (!!!!!); casi la misma cantidad de proteínas que la merluza (4g vs 5g); la misma cantidad de fibra que las caraotas negras (frijoles), pero con menos carbohidratos (apenas 2g netos por onza de nueces). A esto podemos agregar que contienen antioxidantes, fitoesteroles, y son ricas en diversos minerales, entre ellos magnesio. 

En un artículo, publicado en el 2011 por la American Chemical Society, se califica a las nueces como el fruto seco con mayor contenido de antioxidantes beneficiosos para la salud cardiovascular, a pesar de lo cual la FDA recientemente obligó a Diamond Food, una de las mayores empresas norteamericanas dedicadas a proveer nueces, a desistir de imprimir en sus empaques afirmaciones sobre los beneficios cardiovasculares de las nueces, bajo la premisa de que si un alimento puede prevenir enfermedades, debe ser considerado como una droga (farmacológica), como puedes leer en la cita a continuación:


¿Qué tal? (Espero que te dé tanta rabia como a mí, aunque la exclamación que yo proferí fue bastante más fuerte, pero no la reproduzco aquí por respecto a mis lectores).

Hay otra ventaja al escoger las nueces como fuentes de antioxidantes: como generalmente se comen al natural (sin tostar), los antioxidantes no son dañados por el calor. Debo mencionar, sin embargo, que las nueces son susceptibles a la humedad y al calor, por lo que es muy importante mantenerlas en sitios frescos y secos, o bien, dentro del refrigerador (yo las pongo en la parte de los congelados, sobre todo si ya están peladas). 

Y por último, no nos olvidemos de que tienen un excelente índice de saciedad (lo que te deja más tiempo con el estómago satisfecho después de comerlas).
¿La cantidad? Una buena dosis diaria son unas 14 mitades (equivalente a 1 onza o 28g), aunque en el artículo de la American Chemical Society mencionan que hay beneficios aún con la mitad de esa cantidad.

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domingo, 25 de marzo de 2012

Omega 3: ¿Es bueno este aceite de pescado?


Hasta ahora hemos visto en qué semillas y aceites hay Omega 3, de cuáles fuentes proviene, algunos libros excelentes para estar más informados sobre sus propiedades. Hoy quiero hablarte acerca de cómo probar un suplemento de Omega 3.

Como siempre andamos a la carrera, usualmente dedicamos poco tiempo a comprar los alimentos más beneficiosos y, mucho menos, a prepararlos. Puedo agregar que, en el caso del pescado, esto se hace todavía más complicado.

“Huele…fuchi” (fuerte o mal). “Es caro”. “No lo puedo calentar en el trabajo porque mis compañeros protestan”. “No me gusta”. “Tengo alergia al pescado”. “Soy vegetariana”.

Hay razones y excusas a granel, así que, generalmente, les indico a mis pacientes, amigos y familia, que recurran a un buen suplemento de Omega 3 y que cuiden lo que comen.

¿Cómo escojo un buen suplemento?
Si no tienes reservas con las fuentes de origen animal,  lo primero es que contenga aceite de pescado. El problema es que no todos los aceites de pescado son adecuados.
Algunos tienen contaminación con metales pesados (principalmente mercurio) y PCB’s (compuestos organoclorados provenientes de los desechos tóxicos industriales).
Muchos contienen solventes orgánicos utilizados durante la extracción o procesos de refinación y destilación. Pero, no te compliques la vida con los términos, basta saber que estos nombre se refieren a cómo lo sacan del pescado y lo convierten en el líquido que va dentro de las cápsulas.
Estos son los criterios de elección que recomiendo:
  • De materia prima certificada (sin contaminantes)
  • Orgánico (sobre todo, si es un Omega 3 mixto de linaza y aceite de pescado)
  • Con garantía de satisfacción (más de esto en unos momentos)
Algunas marcas muy reconocidas no reúnen todos estos criterios. Y digo todos, porque ninguno de ellos es opcional. Si el suplemento de Omega 3 es de materia prima certificada pero tiene componentes vegetales agregados que no son orgánicos, vamos a tener restos de insecticidas y fertilizantes en ese suplemento. Y si se usaron solventes orgánicos para obtener y preparar el aceite de pescado, puede tener certificación de materia prima y, sin embargo, contener un compuesto que, como mínimo, será irritante para las vías digestivas.
Ciertos suplementos de muy buena marca producen sabor residual a pescado a los pocos minutos de tomarlos. Si la razón es una sensibilidad mayor a la usual, bastará con congelar el suplemento (si, congelar, no es un error de redacción), y tomarlo al final de la comida. Una muy buena marca de suplementos que yo uso en mi consulta obvia este problema de “regurgitación” añadiendo Omega 3 proveniente de la linaza y menos aceite de pescado.
Pero la causa en otras marcas puede ser la presencia de estos solventes orgánicos.





Hay una prueba muy sencilla que puedes hacer en casa para comprobar esto último. Todo lo que necesitas es un palillo de dientes de madera (“mondadientes”), un cubito de poliestireno (“anime” en Venezuela, o Styrofoam” para los sajones), y la cápsula del suplemento que quieres probar. Si tienes la piel de los dedos muy sensible, te recomiendo usar guantes (de cocina o de los descartables). La primera vez que hice las pruebas estaba tan entusiasmada con descubrir si las marcas más comunes en el mercado tenían ese efecto, que me quemé la punta de los dedos por no tomar esta previsión. ¡Imagínate lo que un suplemento de Omega 3 inadecuado puede hacer dentro de nuestro cuerpo!

Sobre la garantía de satisfacción: si no puedes devolver el suplemento después que lo probaste, dentro de los primero 90 días de haberlo comprado, y recuperar tu dinero, te aconsejo que cambies de marca.

Comparte este video con quien quieras. Está en Youtube y en Facebook.

lunes, 19 de marzo de 2012

Nueces y Semillas: las grasas al poder

Una pregunta frecuente que me hacen mis pacientes y lectores es acerca de la cantidad de nueces y semillas que pueden comer y cuánto es una ración.

Yo recomiendo que dentro de las porciones diarias de grasas saludables haya, al menos, 1 "porción" de nueces y semillas cada día. Casi a diario se publica un artículo científico acerca de los múltiples beneficios que tiene el comerlas, así que los invito a incorporarlas en el menú de todos los días. Van de maravilla para las meriendas y para esos ataques de "hambre" que nos sacuden en las tardes.

La porción quasi universal es ¼ de taza, aproximadamente 1 onza o 28g. Ahora bien, ¿cómo se traduce esa cantidad en términos más prácticos? 
¿Cuántas nueces, o almendras, o maní?

Si lanzamos esta pregunta en cualquier buscador en la web, podemos encontrar todo tipo de respuestas, algunas de ellas bien absurdas o inexactas. Páginas especializadas como www.nutritiondata.com, en cambio, tienen las respuestas correctas porque están basadas en ciencia y no en mitos o creencias populares. Ya sé que vas a protestar “¡está en inglés!” y ciertamente es así, y por eso quiero compartir contigo las respuestas…en español.

Cantidad de nueces y semillas por porción (puedes mezclarlas, como aparecen en la foto):


Almendras: 28, enteras y peladas (cada almendra, en general, pesa 1 gramo)
Merey: 20, enteros
Castañas del Brazil: 5-6, enteras y peladas
Avellanas: 20-21, enteras y peladas
Macadamias: 10-12
Pecan (una variedad parecida a la nuez, se usa bastante en los helados): 19 mitades, peladas
Nueces: 14 mitades, peladas
Pistachos: 49, enteros, pelados
Maní: aproximadamente 28 (sin cáscara)

Donde si no podemos usar esta cuenta común es en las semillas como las de girasol, auyama, ajonjolí, linaza, etc., ya que es absolutamente impráctico. Aquí sólo podemos recurrir a herramientas de la cocina: la cuchara, grande (sopera) o pequeña. Ambas pueden ser bastante inexactas, así que te sugiero que compres las que vienen “graduadas”.

Wikipedia Commons
En general, la porción de estas semillas es alrededor de 3 cucharadas.

Quiero aclarar que esta porción que les cuento No es la estándar utilizada en las dietas que se basan en calorías. Con la “grasa fobia” que hay en la actualidad, la porción que recomiendan las dietas bajas en calorías es apenas la tercera parte. Como mi orientación es a la salud y a los beneficios que acompañan a las semillas, esta porción proporciona 14 gramos de grasa (en contraposición a 5g, que es el tamaño de la porción estándar dietética). Aunque aporta más calorías, tiene ventajas difíciles de superar: dejan “satisfecho” el estómago (lo que se conoce como un buen índice de saciedad) y son ricas en antioxidantes, omega 9 y minerales. Y algunas, como las nueces, son una buena fuente vegetal de omega 3.
Si las acompañas con una fruta, se convierten en una excelente merienda, y quizás, para algunos, en una cena ligera.

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martes, 13 de marzo de 2012

Recetas de Omega 3


No son recetas de cocina. Son recetas de salud.

Uno de los aspectos más confusos de escribir una serie sobre el omega, es llegar a conclusiones útiles y prácticas para los lectores, sean del gremio médico, pacientes o público en general.
Así que haré una especie de resumen que pueda dar lineamientos, o un sistema a seguir.

Enriqueciendo nuestra alimentación en omega 3

Sardinas enlatadas, Wikipedia Commons
Primero, los que más: pescado, mariscos y sesos, en el reino animal
No todos los pescados y mariscos son tan ricos en omega 3 como el salmón, el atún (fresco y de piel azulada; el claro y el de lata tienen mucho menos), sardinas, caballa (macarela), jurel, arenques, pez espada o aguja (también se le conoce como atún "blanco" aunque no es atún como tal), las truchas. Aún el que no suma omega 3 de manera importante, ¡JAMÁS RESTA!

En cuanto a los sesos de res (y, en general, de otros animales terrestres como el cordero, el cerdo y el venado), tienen más omega 3 que el atún claro y el de lata (al natural), la trucha de criadero, la caballa o macarela, y el pez aguja. Aunque esta víscera no es de mi elección (por cuestión de gustos), vale la pena aprender a comerla. ¡No la enchumbes en aceite de mala calidad o en harina!

Wikipedia Commons, Lamb Chops, Tim P.
El conejo y el cordero: aportan omega 3 y mantienen un buen balance con el 6. Los animales de caza: no mucho omega 3, pero tampoco del 6. Por regla general, son pobres en todo tipo de grasa.

La carne de cerdo fresca: alrededor del 50% de su grasa es omega 9, menos del 10% omega 6, y escasamente tiene algo de omega 3. Esto se cumple también en la mayor parte de los productos que contienen carne de cerdo. Lo que la demoniza mucho menos, en términos de grasas, de lo que lo publicitan los "expertos" de nutrición.


Semillas de Chía, Wikipedia Commons
Del reino vegetal (¡no se quejen los vegetarianos!): algas, aceite de linaza, semillas de chía y linaza, aceite de canola, nueces. En hojas verdes (no marinas) y algunos otros vegetales: espinacas, col, berro, brócoli, coles de Bruselas, alfalfa, vainitas (judías verdes), ajoporro (puerros), calabacines, nabos y sus hojas. Lo que puede resultar sorprendente es que muchos de estos vegetales, en la porción estándar de 1 taza, contienen más omega 3 que 100g de pollo de criadero, carne de res o ternera. ¡Increíble!

Suplementos de omega 3: los hay con aceite y/o semillas de linaza, de aceites de pescado, y de algas; pueden contener exclusivamente aceites de pescado, o mezclas de éstos con aceite de linaza. Están apareciendo algunos con semillas y aceite de chía, pero todavía son raros y difíciles de encontrar.

Puntos importantes en los suplementos de omega 3: no toda la cantidad del aceite de pescado que está listada en las etiquetas de un suplemento de omega 3 corresponde a omega 3; la cantidad real es la que aparece como ácidos grasos EPA Y DHA. De no menor importancia es que la materia prima sea certificada, pues lo que menos deseamos es que tengan sustancias químicas contaminantes (llamadas PCBs) o metales pesados como el mercurio.

Aproximadamente el 50% del aceite de linaza es omega 3 (acido graso alfa linolénico o ALA); conjuntamente con las semillas de chía, las nueces, las algas y algunas hojas verdes, son la fuente de omega 3 que utilizan los vegetarianos, y no siempre  su organismo mantiene indemne la capacidad de transformarlo en sus parientes EPA y DHA, o son ingeridos en cantidades insuficientes. Respeto profundamente su elección alimentaria; sin embargo, la mayoría de mis pacientes vegetarianos exhiben síntomas de carencia de estos ácidos grasos, y esta es una observación cada vez más frecuente en las publicaciones, así que los invito a tomar suplementos de omega 3, sobre todo, aquellos que provienen de las algas marinas que contienen EPA y DHA.

El mensaje final: come mucho del mar, aprovecha las nueces, haz amistad con los vegetales verdes, supleméntate con omega 3, amplía tus gustos para comer sesos,y sólo “salpica” tu comida con carnes de animales terrestres. Claro, estoy hablando en términos del omega 3.

Todavía hay más. Revisa en mis próximos artículos para entender cuál es la importancia del omega 3 en nuestra alimentación (y porqué tanto afán en recomendarlo).

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lunes, 27 de febrero de 2012

Nueces y omega 3


Una de las mejores cosas que han sucedido desde que empecé a hacer el estudio sobre el omega 3 fue descubrir datos reveladores acerca de la composición de distintos aceites y semillas. Tengo años dando orientación sobre las diferentes aplicaciones clínicas de este ácido graso, pero es algo totalmente diferente profundizar en la composición de los alimentos y aplicarlo en la vida cotidiana.

En unas pocas semanas estaré abriendo una publicación que estará dedicada a orientar al público en general, y a profesionales del área médica, acerca de “saber de alimentos”.
Mientras se construye, compartamos un poco sobre las semillas.

Las “nueces” o semillas han estado desprestigiadas por su gran contenido de grasa y, ciertamente, son alimentos “calóricamente densos”. Sin embargo, están repletas de nutrientes, antioxidantes, minerales, poder anti-inflamatorio, fibra y, algunas de ellas tienen, además, un excelente abanico de aminoácidos dentro de su perfil de proteínas, por lo que no dejan de ser un excelente alimento a elegir, ya sea como merienda, como parte de un aderezo, o integrante de una comida principal.

Como es más fácil entender si vamos por partes, y como lo que nos ocupa ahora es su contenido de ácidos grasos, analicemos los detalles de este gráfico donde se comparan las semillas más comunes en porciones de 100g, cantidad que es referencial y que usualmente corresponde, si somos sensatos, a cuatro veces la porción recomendada de 1 onza (aproximadamente, ¼ de taza).


A diferencia del gráfico de los aceites en donde TODA la porción de 100g corresponde a GRASAS, en este caso las semillas tienen otros componentes, como proteínas y carbohidratos, incluyendo fibra. Esta porción está identificada en las barras con el color turquesa.

Si comparamos entonces la parte inferior de las barras, nos encontramos con sorpresas:
De las seis semillas analizadas, las nueces son las únicas que contienen omega 3 en cantidades apreciables; aún cuando la proporción no es óptima, está dentro de un rango aceptable (4 a 1). Todas las demás tienen proporciones importantes de omega 9 (monoinsaturados), cantidades moderadas de omega 6 y carecen de omega 3. Y digo carecen porque la cantidad es insignificante.

¿Quiere decir esto que debemos comer solamente nueces? Aunque mala idea no es, nos estaríamos perdiendo el rico aporte del contenido de las otras semillas:  omega 9, minerales, antioxidantes, proteínas, fibra y carbohidratos de bajo índice glicémico.

El costo de las semillas y la facilidad de conseguirlas también son elementos importantes a la hora de decidir. Si tienen o no sal agregada. Si están tostadas o si las compramos crudas y pensamos tostarlas. Qué tan rápido se dañan (facilidad de volverse rancias). Si afectan nuestro sistema digestivo o nos producen alergias. Amén de si nos gustan o no.
Básicamente al elegir las semillas es bueno tomar en cuenta esta data de manera que no vayamos preferentemente hacia algunas de las semillas.

Una última sugerencia: no elijas semillas con azúcar o harina agregados, como las almendras garrapiñadas o el maní japonés. Aunque ricos de sabor, es una pésima forma de procesarlas y hacer que un producto perfecto de la naturaleza se convierta en un enemigo de nuestra salud.

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miércoles, 22 de febrero de 2012

Volvamos al omega


Sé que prometí continuar lo del omega mucho antes, pero las dos entradas que siguieron fueron una elección lógica para muchos de mis pacientes, por eso interrumpí la serie sobre el omega.
Ahora regresemos a la parte de alimentos y omega 3. ¿Cuáles otras opciones hay?




En aceites, la primera elección NO es el celebrado aceite de maíz. Ni el de girasol. En este gráfico sobre el contenido de ácidos grasos en algunos aceites comestibles, basados en porciones iguales de 100g cada uno, el omega 6 está identificado en las barras con el color amarillo y el omega 3 con un verde muy claro. Como podemos ver, tanto el aceite de maíz como el de girasol, son muy ricos en omega 6. En realidad, también lo es el de soya, con la diferencia de que tiene más omega 3, aunque su proporción dentro de la barra no es lo suficientemente importante para ser elegido en primer término.  Aún así, con una relación de 8 a 1 (omega 6 a omega 3), no deja de ser una opción como alternativa a lo otros aceites vegetales. No están incluidos estos otros aceites en la gráfica, como el de algodón o el de palma, para hacer más fácil su comprensión, pero puedo adelantarte que el de algodón es muy rico en omega 6 y no tiene omega 3, y el de palma es alto en grasas saturadas y monoinsaturadas, tiene menos del 10% de omega 6 y una cantidad insignificante de omega 3, incluso menor que la del girasol. Aún el bien reputado aceite de ajonjolí o sésamo es una mezcla prácticamente igual de omega 6 y omega 9 (o grasa monoinsaturada), con casi 15% de grasa saturada y apenas unos cuantos miligramos de omega 3.

Wikipedia commons: flor de canola
Muchos expertos en nutrición (incluido médicos y dietistas), ven con malos ojos al aceite de canola. Para empezar, fue usado durante mucho tiempo como combustible o biodiesel. La semilla de la cual se extrae es la colza (emparentada con las especies de mostaza), y el nombre canola le viene de “Canadian oil, low acid” ya que en Canadá fue donde se hicieron los cultivos y modificaciones necesarias para que este aceite tenga sus propiedades actuales, motivo que agrega mayor disgusto por ser genéticamente manipulado. Aunque como naturalistas puede molestarnos este tipo de manipulaciones, “cultivar” es una práctica antigua que data al menos del siglo 3 antes de Cristo, y se usa para diferenciar las plantas que crecen de manera silvestre a aquellas en cuya selección y siembra interviene la mano del hombre, ya sea para mejorar el rendimiento de la cosecha, para hacerla más resistente a la plaga, o para lograr mejor proporción de nutrientes, como en el caso de la canola. Podemos resumir que este aceite mantiene un buen perfil de relación entre los omegas, un excelente contenido de omega 9 o grasas monoinsaturadas, en general tiene buen sabor, y tiene un alto punto de temperatura que lo hace apto para freír.

El aceite de oliva contiene en más de un 70% grasas monoinsaturadas, y además antioxidantes. No voy a abundar en sus bondades, pero es mi preferido para casi todas mis labores de cocina, excepto cuando frío algo (sí, yo también uso algunos alimentos fritos, aunque no “deba”).

Si visitas www.lasopadetomatelight.com podrás ver, además, como los aceites de canola y oliva son excelentes aliados en la preparación de mayonesas, de manera que ese aderezo no sea discriminado a la hora de adicionarlo, cuando convenga, para la preparación de ciertas recetas.

En mi próxima entrada quiero compartir contigo sobre semillas o nueces mixtas y el omega 3, así que te invito a regresar en un par de días.

Ah, y si tienes dudas o comentarios, escríbeme a dramarumaxvitae@gmail.com o usa la ventana de comentarios al final de esta entrada.
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