Lo primero
que quiero hacer es contestar algunas de las preguntas que seguro te estás
haciendo: “¡tanto blah blah sobre omega 3, omega 6 y omega 9 y todavía no sé que
son cada uno de ellos!”
Entonces, que sea la materia del blog para hoy.
¿Qué son
exactamente los “omega”?
Son ácidos grasos orgánicos presentes dentro de las grasas de origen vegetal o animal, y más raramente, de producción artificial o sintética. Para más detalles sobre las grasas puedes ir a las entradas Una Clase de Química y El Enredo de Las Grasas.
Hasta 1929
se creía que las grasas no eran esenciales excepto para aportar calorías y ser
el trasporte de las vitaminas liposolubles (A, D, E y K, o como les llamábamos
en la escuela de medicina, las vitaminas “adecas”, no por implicaciones
políticas, sino por simple regla nemotécnica para recordalas más fácilmente). Al principio sólo se les conocía como “ácidos grasos” hasta que
George y Mildred Burr descubrieron que estos componentes de las grasas eran “esenciales” para la vida.
Para 1963 los ácidos grasos seguían una nomenclatura tan complicada
(nombres químicos basados en el latín o griego) que incluso los científicos tenían
dificultad para recordarlos. En ese año Ralph Holman se inspiró en un versículo bíblico del Apocalipsis donde aparece “el alfa y omega”, la primera y la última
letra del alfabeto griego, para clasificar los ácidos grasos
poli-insaturados de manera sencilla y fácil de recordar, y darles una nomenclatura basada en la posición en la que se
encontraba el primer doble enlace contando desde la estructura o grupo químico
final.
¿Por qué
desde el final y no desde el principio?
Debido a que los ácidos grasos se
transforman dentro del cuerpo para ser usados apropiadamente (se ”alargan”, o
sea, agregan más átomos de carbono, y se “desaturan” al perder átomos de
hidrógeno), al nombrarlos de la manera convencional era difícil saber qué relación
guardaban entre sí desde el principio hasta el final de su transformación.
Resulta
que la “cola” o parte final de estos ácidos grasos poli-insaturados NO
CAMBIA a lo largo de las distintas transformaciones: todos los miembros
de una familia siguen teniendo su primer doble enlace SIEMPRE a 3, 6 o 9 carbonos contando hacia atrás desde el final del
ácido graso.
Los
químicos regularmente usan las primeras letras del alfabeto griego (alfa, beta,
gamma) para indicar la posición de los grupos químicos, así que a Holman, estando familiarizado con el libro
del Apocalipsis debido a su formación cristiana, se le ocurrió usar la letra OMEGA
(la última letra del alfabeto griego) para identificar los ácidos grasos
poli-insaturados por las diferencias en sus “colas” y clasificarlos en
“familias”.
Los omega 3 tienen ese primer doble enlace en el tercer átomo de carbono,
los omega 6 en el sexto,
y los omega 9 en el noveno, contando desde el último carbono hacia atrás. Para ahorrar espacio dentro de estos gráficos esquemáticos, he puesto los números 4 y el 7 al lado de los carbonos en paréntesis. Si sumas cuántos carbonos hay de derecha a izquierda, puedes contar 3, 6 o 9 en total hasta que aparece el PRIMER DOBLE ENLACE.
Esta
brillante idea nos permite hoy, a científicos y legos, llamarlos ácidos
grasos omega, o incluso prescindir de las dos primeras palabras y llamarlos
simplemente “OMEGA 3”, “OMEGA 6” y “OMEGA 9”.
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lectores: quiero invitarlos a que hagan comentarios, ya sea en el espacio que
este blog tiene al final de cada entrada, o a través de mi correo electrónico dramarumaxvitae@gmail.com
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